La empresa de inteligencia artificial Anthropic, conocida por su chatbot Claude, está haciendo una gran apuesta por el futuro de la inteligencia artificial. La compañía anunció una asombrosa inversión de 50 mil millones de dólares (43,3 mil millones de euros) en nueva infraestructura informática, centrándose principalmente en la construcción de centros de datos en Texas y Nueva York. Esta ambiciosa empresa se produce en medio de un aumento global de la demanda de servicios de IA y alimenta las preocupaciones sobre una creciente “burbuja de inversión en IA”.
Anthropic se ha asociado con Fluidstack, especialista en centros de datos con sede en Londres, para gestionar esta colosal expansión. Si bien las ubicaciones exactas de estas nuevas instalaciones siguen sin revelarse, sus necesidades energéticas seguramente serán sustanciales. Esta inversión subraya la inmensa potencia computacional necesaria para entrenar y operar modelos avanzados de IA como Claude.
Esta medida coincide con un período frenético en el mercado de los centros de datos, en el que los proveedores de la nube alquilan cantidades de capacidad sin precedentes en todo el mundo. Informes recientes indican que los arrendamientos de centros de datos en Estados Unidos alcanzaron la asombrosa cifra de 7,4 gigavatios de energía en el tercer trimestre fiscal de este año, superando el total combinado del año anterior. Oracle obtuvo la mayor parte de estos arrendamientos, gran parte de ellos supuestamente para soportar cargas de trabajo de IA para el feroz competidor de Anthropic, OpenAI (creadores de ChatGPT).
Anthropic insiste en que esta inversión sin precedentes es esencial para mantener el ritmo de la creciente demanda de Claude por parte de empresas de diversos sectores. Afirman estar dando prioridad a “enfoques rentables y eficientes en términos de capital” para afrontar los desafíos del rápido escalamiento en un panorama donde la rentabilidad sigue siendo difícil de alcanzar para muchas nuevas empresas de IA.
Los inversores están examinando de cerca estos acuerdos entrelazados entre los principales desarrolladores de IA (OpenAI y Anthropic), los fabricantes de hardware que suministran chips informáticos cruciales y empresas como Fluidstack que construyen los centros de datos en expansión esenciales para impulsar estas tecnologías innovadoras. La magnitud de estas inversiones plantea dudas sobre si el actual auge de la IA es una revolución sostenible o una burbuja insostenible alimentada por un entusiasmo especulativo en lugar de rendimientos tangibles.
