Una nueva startup de biotecnología, Preventive, está atrayendo inversiones de destacados ejecutivos tecnológicos, incluidos el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, y el director ejecutivo de Coinbase, Brian Armstrong, con el objetivo declarado de eliminar enfermedades hereditarias mediante la ingeniería genética de embriones. La empresa, con sede en San Francisco, ha recaudado 30 millones de dólares para llevar a cabo investigaciones y desarrollo controvertidos en este campo.
El emprendimiento ha llamado la atención por las implicaciones éticas y legales de modificar embriones humanos. Si bien las tecnologías de edición de genes han logrado avances en el tratamiento de trastornos genéticos raros, la alteración preventiva de embriones para prevenir enfermedades sigue siendo ilegal en muchos países, incluidos Estados Unidos y el Reino Unido. Se informa que Preventive está considerando realizar pruebas en etapa temprana en los Emiratos Árabes Unidos, donde las regulaciones sobre la edición de embriones son más permisivas.
Avances en la edición genética de enfermedades raras
Los avances recientes demuestran el potencial de la edición de genes para abordar afecciones genéticas graves. En mayo, un bebé al que se le diagnosticó una deficiencia grave de CPS1 (un trastorno poco común que provoca una acumulación de amoníaco tóxico) recibió una terapia de edición genética personalizada. El tratamiento corrigió un error genético y ofrece una cura potencial donde los trasplantes de hígado son actualmente la única opción.
Este caso, publicado en el New England Journal of Medicine, representa un hito en la medicina personalizada. El Dr. Kiran Musunuru, experto en edición genética de la Universidad de Pensilvania, lo aclamó como “el primer paso hacia el uso de terapias de edición genética para tratar una amplia variedad de trastornos genéticos raros”.
Preocupaciones éticas y aplicaciones futuras
A pesar de estos avances, persisten preocupaciones éticas. Los críticos, incluido el grupo de defensa GM Freeze, argumentan que nuestra comprensión del funcionamiento de los genes sigue siendo incompleta, lo que plantea dudas sobre las consecuencias a largo plazo de tales intervenciones.
Más allá de prevenir enfermedades, algunas empresas están explorando la posibilidad de utilizar la edición genética para influir en rasgos como la inteligencia y la altura, lo que genera más debate. La posibilidad de que se produzca un uso indebido y consecuencias no deseadas sigue siendo una preocupación importante.
La búsqueda de la modificación de embriones plantea cuestiones fundamentales sobre los límites de la intervención genética y las responsabilidades éticas de los científicos e inversores en este campo en rápida evolución.
Si bien la edición genética ofrece esperanzas para el tratamiento de enfermedades devastadoras, su aplicación para alterar embriones de forma preventiva sigue siendo un tema polémico con implicaciones de largo alcance.
